La máquina definitiva Por fin se le ha ocurrido a alguien. Después de malvivir por mal llegado en la era de la estupidez y el desparrame friki-pijo de tías dándose botox en los morros, los asiduos a los baños de barro -barro de descampados-, las que se untan de todo en las fauces que parecen un eral, las que se llenan las ubres de plásticos, las que se los vacían. Después de malvivir emocionalmente en la era en la que en el telediario de las 3 nos dicen los colores que se van a llevar en la próxima primavera, el **** sujetador casposo con cazoleta chorropringue que tenemos que lucir en nuestra próxima cita, o el tinte de pelo con el que las tías van a caer derrotadas en cuanto salgamos por el portal. Inmerso en el mundo de los perfumes, que el que no los usa no perderá la virginidad nunca, los futbolistas de cuerpo de eunucos y pelo lila. La era de la comida estúpida, la oriental, la jalapeña, la de diseño. Tiempos de colesterol, ácido úrico, gimnasios de gimnasia pasiva, de niños con déficit de atención, de futurólogos con cara de memo, de poner pasarelas en el monte o de pincelar las empresas con un tipo que le llaman de "recursos humanos". La era de la gilipollez en su máximo exponente y que a mi madre se le puso en sus narices que en ella me tenía que depositar a mi cuando se lo dije bien clarito: Mamá no me des a luz ahora, yo quiero ser hijo de la postguerra, no nieto de ella con sus punkies, sus góticos, los pijos y los repijos. Pero al fin alguien ha dado ya con el no va más. El despertador que no despierta. Me lo han encalomado en el Carrefour, le programas y cuando llega la hora, no hace nada. ¡Biennnn!
Cacharreando por el foro me he dado de bruces con este hilo, que es...espera...es una suerte! Es precisamente esa senda que te lleva arriba, te saca a un claro, en el que paras y miras y te reconcilias de nuevo con el mundo. Iré leyendo para ponerme al día. Voy por café.
Así creo que llegamos todos, porque el título que puso el amigo Ignacio se las trae. Quien se iba a imaginar lo que escondía. Ponte cómodo y prepárate para buenas dosis de humanidad, coherencia y buen humor. Y cuidado, que engancha
Jajaja, no jodas hombre. Lo del titulo has de reconocer que los que picamos por primera vez es porque ya no sabíamos ni que hacer por el foro, o no? Un saludo, y el titulo NI TOCAL-LO por diosssss
Llevaba una temporada un poco desparramado socialmente en temas de bicicleta. Mis amigos, la mayoría entre que si el tiempo no acompaña, algo que entiendo, no todos prescinden de la meteorología, y el aire, el frío o la lluvia no les motiva. Otros se han pasado a la carretera y es difícil ya coincidir, otros han tenido nuevos críos que criar y ya no puedo salir tanto con ellos y otros, -lo que más duele- han dejado de montar. Entre unas cosas y otras hago salidas más solitarias o en pequeños grupos, que para nada me disgustan, el monte hay que saber disfrutarlo siempre, pero si es verdad que echaba de menos una cita a la antigua usanza en la que mezclar la bici con charla, cervezas,más de 10, o 20, ya no me acuerdo, saco de dormir, ronquidos y grandes risotadas. Esta vez si ha podido ser y aprovechando una visita de viejos lobos de mar de Asturias, país vasco, Cataluña, Francia y Galicia con esa parejita de tíos majos tanto él como ella y que por majos han decidido unirse para algo más que montar en bici, ya sabéis que os deseo lo mejor de lo mejor, que os lo habéis ganado en esta vida, Ana cuídale que está muy malito de la azotea pero es un tipo grande. El franchute, que desde hace tanto tiempo conocía virtualmente pero no había tenido oportunidad todavía de compartir algo más que los bites con él, ha sido una experiencia muy sugestiva, otro tipo grande de los que hay que saborear. Jean estás como una chiva, lo que me mola. Los Castrones, esa secta norteña que siempre te hacen sentirte uno más entre ellos. Los vascos, que a Arturo parece que le conozco de hace años, como baja el tío con el abrelatas ese que tiene. Diesel, el incombustible, ya tenemos algunas bonitas rodadas y convivencia juntos. Y….los de siempre, habrá altos y bajos, subidones y bajones pero siempre encontramos un momento para encontrarnos y con nuestro ritmo RE, el que nosotros hemos patentado, ahí estamos. Solo he podido echar un par de noches, pero me he curado de muchas cosas.
La madre de todas las pájaras Aprovechando que Chelo se pira al Camino de Santiago, que mi huerto este año da asco, que a la piscina se le ha subido el PH más que la bilirubina y que me despisto y le hecho polvitos de aumentador con lo que la lío más todavía y ya tiene menos solución que mi huerto. Así que me espera un largo fin de semana reparando desaguisados o.... huir como alma que lleva el diablo y quizás, solo quizás a mi vuelta algún hada haya puesto las cosas en orden. Unos cuantos wasab para buscar haragán que me acompañe pero esta vez no toca, el gallinero está ocupado. "Yo me voy a Alemania, yo a Alicante, a mí me es imposible, yo no tengo bono, el otro que si trabaja y el de más allá que todavía no está en forma. Pues nada, esta vez toca de asceta con la única compañera que nunca me dice que no, mi vieja Heckler, esa bici que me vendieron como de enduro pero a mi me sirve para todo. Decido repetir mis viejas andanzas que ya recorrí tantas veces en TT por la arquitectura negra, desempolvo las alforjas, las relleno con algo de ropa, mis viejos planos con los que aprendí a moverme antes de que llegasen los nuevos adelantos, mi saco y mi mugrienta colchoneta pues no sé si tocará cama u hotel de mil estrellas, mi viejo farolete por si toca lo segundo, mi navaja plateá y aquí se queda el huerto, el PH, la humanidad, la declaración de la renta y las frías jarras de cerveza. Dejo a Chelo a las 6:30 de la mañana en el autobus que le lleva a su Camino y me encamino a Retiendas donde planto mi coche y empiezo un pedal tras otro a avanzar metros. ¡Cooño que frio! Ni un alma en el pueblo. Me coloco los aparejos y comienzo a pedalear. Me acerco al monasterio de Bonaval, ya casi en ruinas y amenazando derrumbe. Pretendo vadear el rio para llegar al embalse del Vado pero lleva mucha agua y con el frio que hace no me animo así que media vuelta para ir por otro lado. En una hora llego a la Vereda, el pueblín que ya cuando hace años visitaba, los perro-flautas se encargaban de arreglar a ritmo caracol. Está igual que siempre, quizás algún geranio más, tampoco aquí me encuentro un alma. Sigo pal norte, por pistas y caminillos. Tengo que llegar a la provincia de Segovia y llegar a Riaza pero no hay prisa, hay bono largo y el reloj no rige por estos lugares la vida, mejor mirar el sol y mientras haya luz y no se esconda por la rayita del fondo hay camino. Paso por varios pueblos negros, todos desiertos, parece que solo los ocupan los fines de semana. Ni un bar abierto para meterme algo. Bueno, realmente ni abiertos ni cerrados. Aquí no hay humanos y tampoco bares. Me meto en una larga pista que tiene cuatro puertos, voy sin comer desde las 5 de la mañana y noto que me falta gasolina. El sol en la vertical arreándome bien. Reventado cambio de valle una y otra vez, llevo 60 km. Y ya voy sin combustible. Más subidas. Ni pueblos, ni coches, ni gente. Los últimos 40 km. se me hacen asesinos. No puedo más. A las 5 llego a Riaza tras 95 km. y en ayunas desde las 5 de la mañana. Me meto un bocata de tortilla, no me gusta la tortilla de los bares que parecen ladrillos pero la otra opción era salchichón. Mi intención era vivaquear pero no puedo con mi alma. Me he planteado una ruta de dos días recién dejados los fríos, solo, sin estar aún aclimatado al calor, sin haber usado alforjas desde hace un año. Necesito cama. El domingo me espera para desayunar otro puerto, el de la Quesera y llegar a los 1.750 m. Pues no. Me quedan unos cuantos. Por fin, a las 3 llego al coche. He petado bien. Creo que me va a costar coger tono para grandes rutas visto lo visto. La madre de todas las pájaras me ha puesto en mi sitio. Me queda el mal sabor de boca de no haber tenido fuerzas para ese vivac que tanto me apetecía, aunque con los 5 grados que daban y el saco que llevo podía haber amanecido tieso. Ya lo haré cuando sea joven. 162 km. 3.450 m. Desnivel positivo. 14 horas de pedaleo. Un bocadillo de tortilla y uno de chorizo y una bolsita avellanas que durante la ruta me han salvado la vida. No me queda nada para hacerme hombre...
X cierto que yo sepa de toda la vida desde que salieron las btt mtb todas han sido de rueda 26 y siempre hemos hecho de todo con las 26 y ahora ponemos el grito en el cielo xq se hace tal o cual cosa con una 26 y no con una 29. Pienso que las bicis estan para disfrutarlas y hacer lo que nos de la gana con ellas xq para eso son simples maquinas y lo que tienen son ruedas redondas para poder rodar ya sea x carretera o por montes y si yo pudiera seguro que me iba con Ignacio a hacer esas burradas con mi tomishus bianchi del 92 que ha sido la mejor bici que he tenido en mi vida. Animo Ignacio y sigue como simpre que yo te apoyo y te sigo. Un saludo
creo q no pillaste la ironia. buen pajaron (tb se puede interpretar como vaciado d depositos d glucosa) ignacio eso fortalece no siempre nos podemos quedar en la zona de confortabilidad
La hamaca en la que llevo derrengado toda la mañana y los huevos con papas que me voy a apretar. Eso sí que fortalece.
Dí que sí, fortalece y repone los índices de "quéostiascomomelohepasao". Potente ruta en desnivel y deshumanización civilizada de la zona, afortunadamente. Saludos! ya veis que os sigo.
Ya era hora de montar algo en bici, y te lanzas al masallá. Esa zona no es el Sáhara, pero casi (no hay ni tuaregs)
Diario del Sahara (Iª parte) Mi versión personal del viaje donde 20 amigos hemos viajado al desierto del Sahara. Estas primeras líneas que pongo ahora son las que llevadas por todos como máxima, han hecho de este viaje algo tan entrañable y donde todos juntos hemos sacado adelante una inolvidable aventura de deporte, de amistad y de cariño. Ilsahlá....... ...... Vayamos preparados mentalmente también para otros inconvenientes:La primera premisa es que los problemas que traemos de la península se quedan en el barco y a la vuelta estarán ahí esperándonos para recogerlos nuevamente y durante el viaje todos somos responsables de la armonía entre el grupo. Puede que el viaje no salga como inicialmente está planeado....averías en los vehículos, alguna gastroenteritis...... lo que nos obligará a improvisar y cambiar planes sobre la marcha. Esto es normal. Todos los contratiempos aquí no son problemas sino parte del viaje y con ellos debemos de convivir y llevarlos con positivismo e ir solventándolos entre todos.Para algunos de vosotros este viaje no se va a parecer en nada a cualquier otro que hayáis hecho nunca, en la convivencia en este tipo de viajes los problemas más estúpidos, la actitud puntual de un compañero o un simple comentario desafortunado, se agranda por diez. En momentos de tensión, por las circunstancias que sean, el que el de al lado se tome una sardina más que tú, se beba un trago más de agua que tú, utilice la silla diez nonasegundos más que tú, son motivos suficientes para matar.No hay agencia por medio a quien reclamar, todo lo deberemos resolver entre nosotros y esto no es un viaje de hamaca y sombrilla, hay trabajos que hacer, limpiar, poner mesas, llevar basura, fregar cacharros, sacar arena de debajo del coche, ir a comprar, arreglar papeleos, ayudar al que está "bajo", tranquilizar al que esté pasándolo mal.........es labor de todos y aquí nadie viaja a mesa puesta.Si salimos todos con la premisa en el coco metida de TODOS EN POSITIVO PASE LO QUE PASE Y DIGA LO QUE DIGA NUESTRO COMPAÑERO DE AL LADO, el viaje lo recordareis de una forma grata toda la vida aunque no nos salga una a derechas. DIARIO DE VIAJE Viernes 25 Quedamos buenamente a las 8:00 en Arroyomolinos, en casa de Santiago y Toñi y tras recorrernos todos los nombres de calles de la urbanización dimos con la de nuestro interés. Se realizaron los saludos varios y las presentaciones diversas y tras apañar las bicicletas en la furgo de Josete nos pusimos en marcha hacia Aranjuez, donde nos juntaríamos con Julio que le traía Nanotrón de hacer el moñas en las fiestas de su pueblo. Venía Alexandros algo alicaído y a pesar de ser el único día que podría disfrutar de ponerse delante del toro no lo hizo, pues conoció maja y simpática mujer que le aleló y le llevamos algo místico todo el viaje, hasta que pudo más en él el espíritu bereber y ya, musulmán el chico, se adaptó bien y se portó con corrección. Viajamos hasta Marbella, donde sobre las 15:00 horas y como preludio de mal agüero para experimentados especialistas en orientación, nos perdimos para llegar al chiringo donde Rapier nos había reservado un arroz y eso que por uno de los lados no había nada porque estaba el mar. ¿Si nos perdíamos en Marbella que sería de nuestros tocinos en la inmensidad del desierto que todo es igual pregúntome embelesado? ¡Acabáramos! Tras pimplarnos la paella de rigor acometimos los últimos kilómetros hasta el puerto de Algeciras y embarcamos en la piragua de las 20:00 horas pues mi carrera y gran sudada para tramitar las tarjetas de embarque no dio su fruto y perdimos el buque de las 19:00. Tras 3 horas de travesía donde en popa vimos como los delfines nos acompañaban y nos hicimos unas fotografías junto a la sucia y rota bandera Marroquí que ondeaba en el buque, reajustamos nuestros relojes dos horas para adaptarlos a territorio zulú y pisamos África 20 globeros ilusionados con descubrir muchos África por primera vez. Hicimos los trámites aduaneros y nos dirigimos al hotel, negociamos un guardacoches que nos los plantó encima de la acera como quien no quiere la cosa, entre la multitud de gente que paseaba por Tánger, dejamos los cachiperres, cenamos, dimos el parte de deterioros de las habitaciones y nos fuimos a pasear por la ciudad que en agosto tenía gran movimiento. El grueso del pelotón se quedó bebiendo en un antro y JC Blazquez y yo acompañamos a las chicas a la medina que querían callejearla y no era buen sitio para unas globeras solas. La medina, llena de callejuelas era un laberinto y tras adentrarnos por algunos de sus recovecos decidimos salir, pues la pérdida es fácil y cuesta mucho encontrar la salida una vez metido en ella. Dormí poco y me pasé la mayor parte de la noche en la ventana, donde tenía a la vista los coches y me entretuve viendo como el guardacoches se esmeraba en apartar a los curiosos de ellos. Tuvo también que intervenir en alguna pelea de un cojo que se liaba a muletazos con un macarrilla bereber y recibir un par de bodas que llegaron al hotel. Una nochecita toledana entre las pitadas de las numerosas bodas, los colocones del personal y los trasiegos de putillas e intercambios de costo que había en los alrededores del hotel. Escuché al imán soltar sus plegarias y con un par de cabezadas más me duché y me fui para los comedores donde los globeros irían apareciendo enlegañados pero ilusionados ante nuestro primer día en África. Sábado 26 Al amanecer, obedientemente se levantaron todos los globeros, excepto un par de lirones que se quedaron enganchados en la sábana y desayunamos con la idea de salir sobre las 7:30 hacia Casablanca. Llegamos a la ciudad de Sam y Bogart , Humpfrey para más señas y como habíamos perdido la visita guiada de la una, convinimos en prepararnos la comilona por todo el morro en los exteriores de la gran Mezquita tocha ella donde las haya y comer haciendo tiempo hasta las dos que era la siguiente visita de la mezquita. Asín que nos sacamos todos los trastos, incluida la bota vino y nos preparamos un picnic ante las atónitas miradas de los mozárabes. Por la noche llegamos a Marrakech, una caótica ciudad donde se puede decir que la conducción es la misma de los cochecillos de choque pero normalmente sin impacto y sin meter ficha, todo el mundo zigzagueando, buscando huecos y haciendo sonar sus bocinas solo por gusto, no por protesta, es algo como en España cuando nos sacamos los mocos en los semáforos, allí tocan el claxon por hacer algo y mantenerse ocupados. Allí Joteli descubrió su faceta musulmana y su lado oscuro y se esmeró en sacar de la calzada a todo lo que tuviera ruedas y matrícula magrebí mientras gritaba ¡Soy uno de los vuestros! ¡Soy musulmán! ¡Esto es la caña, como mola! Decía mientras pegaba volantazos a diestro y siniestro sacando marroquíes de la calzada. En la plaza de Jmaa el Fnaa (plaza de los difuntos) nos gestionamos un meritorio que nos vigilara los coches en un lugar prohibido donde antes convencimos a la policía para que nos dejara una horita y cogimos un guía que nos encontramos por allí. No era buen guía porque aunque era atento y cortés y se esmeraba en explicarnos todo, era de tamaño pequeño y se nos perdía entre la multitud, así que el pequeño guía cogió como referencia a Joteli y éste andaba, el guía le seguía, y nosotros tras ellos. Una vez visitado el zoco con su multitud de tiendecillas, tascurrietes y sus farmacias de esencias como el almizcle y otros ungüentos, nos dio tiempo a ver algunos de los corros que en esas noches mágicas de Marrakech se forman como los adivinadores, los niños boxeando, los contadores de cuentos que no entiendo como todavía hay alguien que les escucha con la brasa que dan, las tatuadoras de henna y los coloridos y desdentados aguadores. Soltamos a nuestro guía, le pagamos los 30 Dh (3 euros) estipulados por acompañarnos y que supongo se repartiría con joteli, pagamos al que nos oteó los coches y nos fuimos al hotel a cenar no sin antes dejar a Joteli disfrutar de la conducción loca y alborotada de Marrakech. Después de cenar nos bañamos en la piscina y nos entregamos al alcohol y sus misterios que ya teníamos ganas, pues convinimos no beber alcohol durante el día por la peligrosidad de las carreteras en África, que obligan a estar al cien y no tener descuidos. Andresvizi acabó seriamente perjudicado y se fue con algunos que todavía tenían fuerza y ganas para volver a la plaza y seguir su mágica noche. Domingo 27 Amaneció globeramente pronto y fuimos al puerto del Tizi Tichka en el corazón del Atlas, para comenzar nuestra primera ruta en pedalines. Allí se nos echaron encima los vendedores de pedruscos que te entran pidiéndote una aspirina y cuando se la das te dicen que en agradecimiento te acerques a su tienducha que te van a hacer un regalo. El regalo en sí no se trata de otra cosa que de descargarte de peso los bolsillos y limpiarte de dirham mayormente vendiéndote piedras como las que hay por el suelo pero que te evitas el agacharte tú a cogerlas.. Cuando nos los quitamos de encima y tras encargar a uno de mis amiguetes de anteriores viajes que nos vigilara los dos coches que teníamos que dejar por no poder meterlos en pista, emprendimos nuestra primera ruta en bicicleta. Tras 15 o 20 km. llegamos a una aldea donde nos habían prometido los vendedores de piedras que había gasoil. Preguntamos por la gasolinera que era una casucha donde tenían bidones pero el operario que volcaba los bidones se había ido a rezar, así que nos agenciamos una goma y sacamos carburante de los coches para llenar el mío que andaba escaso. Hicimos 80 km. de ruta de alta montaña, entre desfiladeros y verdes valles que contrastaban con la dureza de los riscos del Atlas. La dificultad del terreno hacía que fuésemos más rápidos con las bicicletas que con los todoterrenos y algún coche se quedaba muy rezagado por lo que hacíamos paradas de agrupamiento de vez en cuando. Uno de los coches pinchó y se quedaron las chicas solas e incomunicadas hasta que un francés que andaba merodeando por allí se ofreció a hacerlas el cambio de rueda y pudieron salir. Se nos metió la noche y tuvimos que hacer 20 km en la oscuridad. Pasábamos pequeñas aldeas en las que solo veíamos a nuestro paso el brillo de los ojillos de las gentes que descansaban en las entradas de sus casas o tirados por algún lugar. Ya sin posibilidad de que nos dieran de cenar en el hotel, nos quedamos en una siniestra gasolinera donde mientras algunos fueron a por las furgonetas que habíamos dejado al cuidado de los vendedores de minerales, los demás montamos el chiringo encima de los depósitos de combustible y donde nos encendimos nuestros camping gas y Chelo la valenciana se encendió un pitillito como quien no quiere la cosa, hasta que el gasolinero con los pelos como púas y al borde del colapso propiamente dicho vino corriendo a hacernos apagar todo por peligro de explosión inminente y que nosotros ni él deseábamos. Llegamos tarde a Ouarzazate y para no andar de tolays dando vueltas por la ciudad cogimos un pequeño taxi que nos guió hasta el hotel donde tras dejar los equipajes nos dimos un baño en la piscina y nos tomamos unos lingotazos de orujo y comentamos el día. Lunes 28 Me levanté pronto, a las 6 y me fui a dar una vuelta por la ciudad y despertar a algún meritorio que nos reparara la rueda del vehículo de Santiago que tenía severa raja. Enseguida localicé un pequeño taller y como suponía, dentro estaba el mecánico durmiendo la mona, le desperecé y le dije que se quitara las legañas que en una hora le llevaba el coche. Me fui a dar una vuelta por la ciudad donde tras el mercadillo del día anterior, se encontraba muy sucia y con todos los mercaderes tirados por el suelo durmiendo pues o no tienen casa o prefieren no desmontar el tinglado y se quedan entre la ****** que ellos mismos esparraman durmiendo unas horas. Era una ciudad fantasma donde la suciedad y la gente tirada por la calle durmiendo hacía pensar que había pasado por allí el ejército americano y los había barrido a todos. Sobre las 8 desayunamos y fuimos a reparar la rueda con un apaño marroquí que no nos ofrecía muchas garantías, pero nos valdría como rueda de repuesto. Teníamos 120 kilómetros de carretera hasta el inicio de nuestra segunda ruta. Llegamos al puente que debíamos de cruzar para iniciar la ruta a Zagora por el fértil valle del Draa que riega los palmerales y huertos del personal. Dejamos la furgoneta y la Kangoo en la cuneta bajo la vigilancia de dos chiquillos a los que prometimos cuando regresáramos a por ella por la noche unos dirham. Allí se quedan sus diez horitas mirando el horizonte hasta que volvamos pero para ellos es una misión importante pues nada tienen que hacer y luego pueden llevar unos dirham a sus familias. Hacía mucho calor, dudábamos de llevar el rumbo correcto pues la ruta se separaba bastante de la ribera del Draa. Una vez resueltas nuestras dudas, cuitas y titubeos seguimos camino y nos encontramos con un regordete que nos informó que nos quedaban 22 Km. de ruta a Zagora. Pocos me parecían pero en fin. Avanzamos unos kilómetros más y cuando calculamos que nos quedaban 6 o 7 km. según las informaciones del gordinflón, paramos a comer a la sombra de unos cultivos que por su altura nos daban protección junto al camino. Desplegamos toda la artillería y nos dimos un buen festín. Seguimos haciendo Km. y cuando ya llevábamos holgadamente más de los 8 calculados preguntamos a otro y nos volvió a decir que nos quedaban 22 Km. ¿solo saben ese número? Nos vinimos un poco abajo y hubo que levantar ánimos pues ya estábamos cansados y pesados por la comida y no contábamos con ese extra que nos había endilgado el segundo al que preguntamos. Preferimos ya no preguntar a nadie más para poder acabar la ruta, no fuera que nos siguieran quedando 22 Km. El agua estaba intomable a más de 50 grados pero no teníamos otra y a todo te acostumbras. Los vehículos nos iban dando apoyo extendiéndose entre el pelotón y asistiéndonos con bebida y ánimos. Volvimos a pasar por encima del Draa y aprovechamos alguno a darnos un baño en él tras ver como Ender tiraba su bicicleta y como siguiendo una llamada del más allá puso la mente en blanco y caminó hacia las aguas, que no sobre ellas y quedó en remojo cual garbanzo. Algunos le seguimos y al final nosotros éramos lo que estábamos en el agua y los moretes los que nos miraban ensimismados. Después salimos a la carretera y nos hicimos los 10 últimos kilómetros de una forma un tanto desordenada y cada uno por su lado, unos en solitario, otros haciendo relevos y otros como les venía en gana y siempre protegidos por los todoterreno que las chavalas llevaban satisfactoria, insuperable y excelentemente, dándonos protección de los coches que nos rebasaban. Tres Km. antes de Zagora paramos a agruparnos y a esperar a que fuesen algunos a recoger las furgonetas que habíamos dejado atrás. En la espera me empezaron a llegar conocidos de Zagora que me saludaron. Me vio uno y fue dando aviso a los demás amigos y fueron apareciendo al rato Mohamed el Mecánico, Mohamed el de la tiendecilla de forflullos, osflillos y otras bagatelas y donde siempre hacemos compras por eso de que nos timen un poco y más tarde vinieron en su motillo a saludarme Omar y Youssef y otro amiguete que andaba con su quad para arriba y para abajo sin rumbo definido. Cuando llegaron la furgoneta y la Kangoo nos fuimos al hotel, le dejamos las llaves a Mohamed para que nos pusiera a punto nuestros coches durante la noche y tras un baño en la piscina y una suculenta cenorra nos fuimos a dar un paseo por Zagora, donde nos acompañaron mis amigos y nos dieron charla.