No hagas mucho caso Pablo, que esos te vuelven loco. Tan peligrosos son los acoples cómo las pértigas. Por cierto, siento decirte que Hermida también los ha abandonado
Ni la pole... Pero claro, poniendo "ganas de darle a los pedales ...... asi que vamos a ver si sacamos un ratico bueno" , me suena a que tienes ganas de calentar al que se ponga por delante desde el minuto 1 y le den ganas de llorar. Lo de "Puntualidad por favor" no sé si es un ataque directo a mi persona o hacia algún otro ilustre mcero, . Y mañana imagino que no hay plan de ningún tipo, tampoco sé si podría apuntarme, pero por darle movimiento a esto.
Mañana sábado 31 a las 9:00 en la Báscula, posiblemente un Baztán, 70 km y 1000m desnivel. Un ratito de Parque para calentar y al lío, a la vuelta le meteremos desnivel por Valverde, Villalbilla, Anchuelo, etc.. 1. Santi 2. Pedro
Ese mensaje era para hoy sábado jorgt... Pues si que está la cosa mal si. Yo queria salir a dar una vuelta, ya veremos...
Yo esta semana ni la he olido, y la que entra espero hacerle una revisión a la bicha, que no huele muy bien el núcleo... Y me tíos tirar de zapas está y la siguiente
Muy buenas. Pensabais que ya no os iba a contar nada sobre la Ruta Imperial, supongo. Pues venga, que me pongo a ello. Para empezar el viaje el día de la marcha fue corto, ya que me quedé a dormir en Guadarrama, para evitar madrugones innecesarios. Con mucha ropa en el maletero, puesto que no tenía muy claro si la ruta iba a ser de largo (pitufo campiñero) o de corto, marcando el más puro estilo mañanero. El aparcamiento fue sorprendentemente rápido, y muy cerca de la salida, así que tranquilamente saqué los bártulos, y finalmente me puse de corto, pero de corto de verdad, sólo con el maillot y los manguitos, maniobra que puse en duda hasta la salida… cómo soplaba en la explanada del monasterio, j o der. Una vez colocado en la salida, parece que no hay mucha gente. Miro para atrás, y justo el de detrás parece que me suena, pero ando un poco descentrado y no le doy más vueltas, hasta que es él el que me saluda. Ni más ni menos que Carlos, j o der qué cabeza la mía. Aunque en mi defensa, creo que sólo le había visto en Gredos, y allí el tutú me redujo la actividad neuronal. Al final veo también a Pablo, que saldrá con su padre. A las 09:30 salida puntual. Comparto un rato con Carlos, pero será un rato muy muy breve, ya que los 12 primeros kms son cuesta arriba, subiendo Malagón y Abantos, y yo no tengo ninguna gana de j o der el resto de la marcha por unas prisas tontas al principio, y soy consciente de lo justito de mis fuerzas –las tres últimas semanas no es que haya tocado mucho la bici, la verdad-. La subida es larga, pero la pendiente razonable y el asfalto en Malagón hacen que sea muy llevadera. Ayuda a entrar en calor, y subiendo al resguardo de la montaña se va muy bien. Poco a poco empezamos a disfrutar de las vistas, que son espectaculares, claro. En el puerto de Malagón está el primer avituallamiento, que es sólo líquido. Paro sólo para rellenar el bidón, por si aca y sigo. Es en el ascenso al pico de Abantos en el que hay algo de chicha, con una subida algo técnica, con piedras y eso, pero muy asequible, salvo por los que se van bajando, añadiendo obstáculos en tiempo real. Una vez arriba empiezo a zampar, aprovechando la bajada… bueno, el rato previo a la bajada. Ya que la bajada se pone de las de cigarro para después… Pasamos por el Refugio de la Naranjera, piedras, senderos estrechos, piedras, más piedras, gente bajando a pie. Yo enciendo el modo culo en rueda trasera y me enfado lo justo con el freno delantero, para no tocarlo mucho. Menuda pedazo de bajada. Al final acabo bajando más o menos a la par con otro, y al terminar la bajada charlamos un rato mientras hacemos la parte fácil hacia el campamento Peñas Blancas. Uno de esos que hacen Soplaos y cosas por el estilo… Tras un buen rato de pista que ayuda a recomponer un poco llegaremos a uno de los senderos más completos y divertidos que he hecho en mi vida. Ni más ni menos que 7 kms de senda variada, incluso con un tramo sobre talas de pinos –al final me dio igual, e intenté no preocuparme por los posibles pinchazos con alguna de las ramas. Momento extraño, pero de los buenos- para ver hasta qué punto nos atrevíamos con todo, ja ja. El sendero se acabó en el embalse de la Aceña, en Peguerinos, donde venía la segunda subida importante del día, ésta dividida en dos tramos, con un pequeño “descanso” entre medias, a base de una bajada trialera con muchísimas piedras de todos los tamaños, formas y colores, que hicieron que alguno comprara parcela justo delante de mí… con lo duro que está el granito. Esta bajada me recordó muy mucho a la de la recon que hicimos de la Villalba Xtrem algunos afortunados. Una o dos veces preferí echar pie a tierra en vez de jugarme echar los dientes. Otra vez cuesta arriba. Ya van 32 kms a las espaldas y no son moco de pavo. Al menos la subida ayuda a descansar – ¡todavía no me creo que yo haya dicho esto!-. Y es que las bajadas no es que ayuden mucho a relajar, eso sí, todas son para gozar cual perra en celo. Paradita en el avituallamiento casi al final de la subida, en torno al km 34, donde volvemos a estar una vez más en el puerto de Malagón, pero giramos a la derecha, siguiendo la vertiente norte hacia… 6 kms de bajada que empiezan con tramos sueltos y pedregosos muy rápidos, de los que plantan bidones. Yo vi dos, y el mío no se quedó porque lo oí tocando tierra. Tras el tramo suelto y rápido, un poco de pista, pero muy poco, y esta vez, a la altura de Navarredonda, la bajada se estrecha muy mucho, transformándose en un sendero muy rechulón, con alguna que otra trampa por el medio, en forma de escalón, piedra enorme, etc y un tramo final de los de culo en rueda muy guapo. Acabamos en carretera, donde rápidamente volvíamos a tocar pista. Hasta aquí no he dicho nada al respecto, pero la organización de diez, tanto por la señalización – cuando marcan bajada peligrosa… ¡lo es!- como por los voluntarios, que hay muchos y muy predispuestos a ayudar. Una vez en la pista la cuesta vuelve a ser hacia arriba, pero nada importante. Se trata de un sólo km con algo de piedra que la hace un poco técnica. Hablamos del km 43, donde se me subieron unos pasajeros a las patas a dar por c ulo, y bien que lo dieron… y es que era hora de calambres. Además, para j o der un poco más los calambres eran poco habituales, en los abductores, y no venían flojos… Crucé los dedos para no tener que bajarme, subí piñones y aumenté la cadencia rogando para que me dejaran en paz – Todavía quedaba una subida larga larga-. Un tramo pistero ligeramente cuesta abajo una vez más me ayudo lo suyo, la verdad. No puedo decir lo mismo de la bajada suelta, pedregosa y trialera que vino después para dejarme en Sta. María de la Alameda. Ahora… ¡QUÉ GUAPA! Una vez más. Así llegué al penúltimo avituallamiento, el último antes de los cinco kms que me quedaban cuesta arriba, el puerto de la Cruz Verde. Subidita pistera donde los paisanos de La Hoya se echaban unas risas a mi costa diciéndome que así no llegaba… ca bron cetes. Lo cierto es que ya no tenía demasiada pólvora para quemar. La subida terminaba con un poco de estilo, con un senderito estrecho que coronaba el puerto. La espalda empezaba también a dar la vara – me estoy haciendo viejo-, así que me bajé un momento de la bici para estirarla un poco y seguir. Tramo con bajada de nuevo, evitando la carretera hasta el restaurante del puerto, donde viene el momento tonto del día. Senderito sin complicaciones con giro de casi 180º, me quedo sin velocidad, desequilibro un poco… y a tocar tierra sobre un terraplén que sube a mi derecha. Apoyo tonto que me deja magullado el brazo y un poco roto el culotte nuevo –la ropa será muy bonita, pero se nota la hos tia que es carretera, porque no aguanta un cagao-. Y así, orgulloso de mi hazaña, a seguir disfrutando. Llego a la rotonda del puerto, y ahora nos meten un tramo de carretera, bajando hacia Zarzalejo, un km más o menos, que nos deja en una pista rápida y traicionera como ella sóla. No agarra una mi erda. Tiene mogollón de grijo, y hay que ir con mucho tiento. La rueda delantera se me fue dos veces. Aquí adelanto a uno que baja con una doble, él me vuelve a adelantar en un tramo llano, yo le vuelvo a adelantar cuesta abajo… y así hasta que decidimos hacer el último tramo juntos. Empezamos a charlar y resulta que su mujer también es cántabra, por lo que también monta bastante por allí… qué pequeño es el mundo, ja ja. El último tramo es mú gonito, llano, pero senderil, con un paisaje muy guapo y el sendero da juego. Lo que ya no dan más de sí son mis patas, que se quejan por todo como dos viejos achacosos. La llegada a meta es cuesta arriba, y ahí mis patas se niegan a dar más, así que pongo modo superglober ECO, y justo 100 m antes de meta me encuentro a un tío muy feo con una cámara muy grande –mi colega Ramón-, Sara y otra amiga, que me animan y me hacen fotos, como al tío importante que soy, y llego a meta con un tiempo de 5:02, creo recordar. Al final nos damos los tlfs el compi de la doble y yo, quién sabe, igual tengo otro para dar pedales por Cantabria, y nos hace alguna visita por Alcalá. Tiene pinta de ir muy bien cuesta arriba, aunque las bajadas nuestras creo que no le molan. Me zampo la paella que pone la organización… ¡SIN CERVEZA! A dónde vamos a parar… todo el prestigio conseguido a la basura por una cuestión de vital importancia como ésta. Menos mal que las fisios que daban masajes by the face me suavizaron un poco las amarguras por la falta de birra. Hasta aquí mi tocho. El que echara de menos mis crónicas creo que va servido para un rato ya. Zorry for the tocho, pero es que la gocé mucho y no quería dejar ná en el tintero… Sólo una prengunta: ¿Cómo puede ser que esta marcha no esté siempre llena de mañaneros? Ahí lo dejo.
Si ya me quedé con las ganas, despues de leer esta Sra. crónica, más todavía. El año que viene, un mañanero más que se apunta