Recordemos otras reacciones ante acontecimientos similares: 08/12/2003 - El Pais - C. Arribas La "inevitable" muerte de un ídolo José María Chava Jiménez, el último ídolo del ciclismo español, el último corredor capaz de dividir a los aficionados entre furibundos defensores e implacables críticos, murió ayer, a los 32 años, en una clínica de desintoxicación de drogas en Madrid. José María Chava Jiménez, el último ídolo del ciclismo español, el último corredor capaz de dividir a los aficionados entre furibundos defensores e implacables críticos, murió ayer, a los 32 años, en una clínica de desintoxicación de drogas en Madrid. Con problemas personales desde hace años, el Chava, como se le conocía en todo el mundo -apócope de Chabacano, el apodo de su familia en El Barraco (Ávila), aunque él siempre lo escribía con v-, se vio obligado a colgar la bicicleta el invierno de 2001, pocos meses después de conseguir su tercer reinado de la montaña en una Vuelta en la que ganó tres etapas. Su muerte, en plena juventud, cuando muchos de los ciclistas de su generación aún se machacan en las carreteras, no ha sorprendido a ninguno de cuantos conocían la peligrosa deriva en la que había entrado su vida y la mentalidad autodestructiva que la animaba. "Era una muerte inevitable", dijo Eusebio Unzue, su director en el Banesto. "Él había elegido este camino. No se veía viejo". Su muerte, temprana, le hace emparentar con otras dos fortísmas personalidaes del ciclismo español, José Manuel Fuente, otro escalador exagerado, capaz de hacer ponerse de rodillas a todo un Eddy Merckx, muerto de problemas hepáticos, y Luis Ocaña, otra personalidad trágica, que se suicidó en su finca cercana a Mont de Marsan. Sin embargo, al Chava, perezoso, conformista, le faltó la grandeza que llevó a Ocaña a ganar un Tour, y casi dos, y a Fuente a convertirse en el dios de los anti Merckx. El Chava nunca quiso ser un ciclista grande, se conformó con explotar su gran clase, una facilidad innata para escalar, para ponerse en forma sin esfuerzo, para hacer el trabajo mínimo que le permitiera seguir con un buen sueldo y con el favor de la afición, sobre todo de los niños. Por eso El Chava sólo triunfó en la Vuelta y nunca tentó la aventura de hacerse inmortal en el Tour. La muerte inevitable le llegó cuando en uno de sus últimos momentos de lucidez había decidido volver a internarse en una clínica. Dos años después de haber perdido la batalla con el ciclismo, perdió la batalla con la vida. ----------------------------------------------------- 08/12/2003 - El Mundo - Pablo de la Calle LA MUERTE DE 'CHAVA' / LA CRISIS DEL IDOLO 'Chava' Jiménez muere a los 32 años en una clínica mostrando fotos de sus hazañas deportivas JOSE MARIA JIMENEZ SE INTERNO EN UNA CLINICA PARA SUPERAR UNA CRISIS DEPRESIVA - SU VIDA ESTUVO DOMINADA POR LOS EXCESOS - EL EX CORREDOR DE BANESTO RECONOCIO SU AFICION POR EL ALCOHOL, PERO NEGO SU ADICCION A LA COCAINA PABLO DE LA CALLE MADRID.- Cayó fulminado tras rememorar sus hazañas en su inseparable álbum fotográfico, donde están reflejadas épicas etapas en El Angliru, Los Pirineos, la Vuelta, el Giro, el Tour... José María Jiménez (El Barraco, 1971) falleció de un infarto de miocardio alrededor de las 22.00 horas del pasado sábado en la clínica San Miguel de Madrid, donde convalecía de una feroz depresión que le consumía las entrañas desde hacía dos años. El ciclista español más carismático de los últimos tiempos se despidió de su agitada existencia presumiendo de sus gestas.El escalador abulense mostraba a un grupo de pacientes de la clínica las imágenes que le convirtieron en un héroe, en un escalador genial. «Estaba allí, tan feliz, enseñando las fotos, cuando de pronto le comenzó a doler la cabeza, se cayó al suelo y no volvió a levantarse», declaraba ayer Azucena, su desconsolada esposa, en el tanatorio Sur de Madrid. Esta joven rubia, inseparable del corredor en su calvario depresivo, ha sido golpeada por un destino cruel. Sólo llevada casada desde el pasado mes de mayo (contrajeron matrimonio el mismo día que comenzaba el Giro de Italia), el sábado estaba en el funeral de un tío suyo, y el domingo, en el de su propio marido. Azucena ha sufrido los demonios que Chava llevada dentro, esos que le impedían disfrutar de la gloria conquistada en escaladas admirables, esos que le hacían recaer en el alcohol, esos que le empujaban a coquetear con sustancias prohibidas. Antonia Sastre, madre del ciclista, también conocía el aspecto más vulnerable de este escalador temido por sus ataques demoledores.Ayer, tenía el alma partida, y ni siquiera su marido, con la mirada perdida, podía aliviar su amargura. «Mi pobre hijo pequeño se ha muerto, no puede ser, no puede ser... Ultimamente se encontraba mejor, el sábado por la tarde había hablado con él y me dijo que estaba bien, pero que le dolía mucho una muela. ¿Ahora qué voy hacer? No quiero ver a José en el ataúd. Quiero recordarlo como cuando estaba vivo. Se ha muerto como corría, al ataque y de improviso», suspiraba delante de una mesa con bocadillos de queso y café. Abrazos, llantos y dolor por un joven que vivió al límite, demasiado deprisa. Extrovertido, retador y fácilmente influenciable por el entorno mediático y familiar. Amigo de los excesos y peleado con la indiferencia cayó en la garras de una profunda depresión en los inicios de 2002. Un día después de entrenarse en El Barraco se desplomó en el sofá de su domicilio y allí permaneció inmóvil durante horas. Se metió en la cama, cerró las ventanas y se aisló del mundo durante varios días. Una tormenta había estallado en su cabeza y todo comenzó a girar en sentido contrario. Su hermano mayor ya había experimentado esa situación desde su juventud y su padre también había coqueteado con la depresión. Chava podía ser víctima de una poderosa herencia genética. Jiménez, postrado en el dormitorio, con una nube en la mente, llamó a Eusebio Unzúe para comunicarle que no quería volver a correr nunca más, a pesar de que le quedaba un año más de contrato con el Banesto. «No puedo ni seguir a un juvenil, no tengo ni un gramo de fuerzas. Quiero dejarlo todo», le espetó al director del equipo navarro. «Tranquilo, ya pasará todo, te necesitamos, cuídate» fue la respuesta que escuchó el abulense al otro lado del teléfono. Ese invierno, Chava quedó recluido en su pueblo y en la primavera intentó recomponerse. Se marchó a un complejo rural en las faldas de la Sierra de Gredos para ordenar el caos que le corroía las entrañas. Allí, pasado de peso, se presentó con la intención de volver a montar en bicicleta. Se había comprometido con su amigo Laudelino Cubino a subir al Puerto de La Covatilla, en la Sierra de Béjar. Antes de visitar al escalador salmantino, se sinceró con algunos visitantes y trabajadores del recinto donde se había exiliado.En aquel Jueves Santo, abotargado por los efectos de los calmantes, la mirada perdida y la voz cansina, dijo que quería «olvidarse del mundo», que estaba harto del ciclismo, que no quería correr más. «Tengo más millones de los que puedo gastar, no necesito nada», explicaba. Allí, ante todos los que quisieron escucharle, reconoció que jamás se privó de nada: «Me gusta divertirme. He cerrado las discotecas de Avila». También reconoció su gusto por el alcohol: «En un día, con una buena comida, soy capaz de trincarme seis botellas de vino». El presumía de ser un gran bebedor, dado que su padre regenta un próspero bar en El Barraco. Otra vez la dependencia familiar. Pero nunca habló de una supuesta adicción a la cocaína, ni del dopaje deportivo. Eso sí, exhibió un gran desinterés por el dinero.En ese complejo rural compró una televisión que luego regaló a un empleado. También repartió fotografías con su autógrafo. Pocas semanas después, decidió internarse en la clínica San Miguel de Madrid, donde ha compartido terribles experiencias con depresivos y toxicómanos incurables. Se hizo amigo inseparable de píldoras relajantes. En los últimos meses había logrado fortalecer el ánimo, había comprado unos terrenos en El Barraco para montar un negocio, pero en septiembre, cuando comenzó la Vuelta a España, volvió a recaer. «Era su carrera y siempre que la veía por la televisión se ponía malísimo. El se desesperaba porque no podía estar con su gente», señala la esposa de un corredor que siempre estuvo peleado con lo políticamente correcto.
Nada de que pena, nada de pobrecillo, poco de que grande era, nada......era un drogata, en una clinica de desintoxicacion que se habia destruido el solo. El mismo rasero, no?
Tampoco nos olvidemos del Pirata: Muere Marco Pantani CARLOS ARRIBAS - Madrid - 15/02/2004 De Marco Pantani (Cesena, Italia, 13 de enero de 1970) no se sabía nada desde octubre, desde que un juez de Trento lo absolvió en un proceso por dopaje. Era un personaje que goteaba de vez en cuando noticias extremas o curiosas. Una operación de cirugía estética para pegar al cráneo unas orejas enormes con las que se había ganado el sobrenombre de elefantino, una caída en una carrera, pavorosa, un internamiento en una clínica de reposo, especializada en enfermedades de stress y dependencias toxicológicas... Luego, nada... Desapareció del mapa. Hasta anoche. Cerca de las 23.00 los responsables de una residencia de Rimini, en el largo y provinciano paseo marítimo, llamada Hotel Residencia Le Rose, tristeza de invierno, en la costa adriática, a apenas 20 kilómetros de su Cesenatico de toda la vida, lo encontraron muerto en su habitación. La policía encontró varios fármacos en la habitación del hotel donde murió El Pirata Poco después el lugar se pobló de policías, llegó el médico forense, los del CSI, el juez, el fiscal, los aficionados tomaron la calle. Ninguna noticia clara sobre las causas de su muerte a los 34 años. "Las causas se desconocen", dijo un portavoz policial. "Sólo se puede decir que no han sido violentas". En el primer registro hallaron unas cajas con fármacos. Nadie quiere pronunciar la palabra suicidio, pero los pocos amigos que le quedaban llevaban semanas hablando de que pasaba por un periodo negro. Había roto con todo. Sus padres, alarmados, habían conseguido que un juez les diera a ellos todos los derechos para administrar sus bienes. Así fue la segunda muerte de Marco Pantani, el ciclista exagerado que conmovió al pueblo italiano cuando logró en 1998 el doblete Giro-Tour. Pantani había muerto por primera vez el 5 de junio de 1999, en una estación de esquí llamada Madonna di Campiglio. Era la víspera del final del Giro, de un Giro que el escalador de Cesenatico había dominado de una forma absoluta. Había ejercido de exterminador, había llegado a ridiculizar a sus rivales en todas las ascensiones. Pero aquel 5 de junio, aquel sábado, a Pantani le despertaron unos golpes urgentes en la puerta a las 7 de la mañana. Eran los inspectores médicos que le querían medir el hematocrito en la sangre. Su sangre estaba espesa. Un 52% de glóbulos rojos, superior al límite del 50%. Quedaba expulsado de la carrera. Le despojaban de la maglia rosa la víspera de la celebración del triunfo. Pantani nunca asimiló esa tragedia. Empezó a sentirse ajeno al mundo de la bicicleta. Empezó a aislarse. Como un torrente todas las desgracias empezaron a arrastrarle. Las desgracias siempre le habían acompañado en la vida, pero creía que podía dominarlas. Pudo dominar, por ejemplo, una terrible caída en octubre de 1995 que le tuvo varios meses en el hospital, más de un año fuera de las carreras. Volvió a competir en el Tour del 97. Volvió más enorme que nunca, esprintando en el Alpe d'Huez, su segunda victoria en la ascensión mítica del Tour. Pero las secuelas de aquel accidente del 95 no habían terminado. Lo supo años después cuando un fiscal solicitó los exámenes clínicos en el hospital, se enteró de que su hematocrito llegaba al 60% y decidió procesarlo. Salió libre por poco. Luego llegaron más procesos. Exceptuando a Virenque, pocos ciclistas como Pantani habrán visto su nombre y su fama tan asociados a la palabra dopaje. Y eso que nunca dio positivo en ningún control. También su nombre fue el que más sonó en el Giro de 2001, cuando la redada de San Remo. Mientras la policía registraba su hotel él estaba tranquilamente tomándose un helado con su amigo Cipollini. En su habitación no encontraron nada, pero a su masajista de confianza lo encontraron en el jardín intentando deshacerse de una jeringuilla carga de insulina. Aquellos hechos le costaron finalmente una sanción de seis meses. Volvió a la competición en marzo de 2003, con orejas nuevas, con las promesas de siempre. En mayo corrió y terminó (el 14º) el Giro. En junio ingresó en la residencia Los Tilos, en el campo junto a Padua. Sufría problemas existenciales. Pantani llegó al ciclismo en 1993, a la sombra de otro personaje curisos, Claudio Chiappucci. En 10 años protagonizó hazañas -fue el primer italiano que ganó el Tour, el del 98, el del caso Festina desde que Felice Gimondi lo hiciera en 1965-, sufrió tragedias, regaló al pueblo emociones, fue un héroe. La última entrevista para hablar de ciclismo la concedió en octubre pasado. Anunciaba de una manera velada su retirada del ciclismo. Anunciaba que pesaba 15 kilos de más. Decía, en una frase que podría ser su epitafio: "Echaré de menos el ciclismo, pero, estoy convencido, más me echará de menos el ciclismo a mí".
Así es como se cubren las espaldas: El futbolista Antonio Puerta podría padecer una enfermedad cardiaca hereditaria MARÍA SAINZ MADRID.- Antonio Puerta, el joven jugador sevillista, podría padecer una displasia arritmogénica del ventrículo derecho, una enfermedad cardiaca congénita. Las múltiples paradas cardiorrespiratorias que sufrió en el estadio y en la ambulancia lo mantienen en estado crítico. No era la primera vez que se desmayaba, hace algunos días había sufrido otros dos desvanecimientos. Por eso, antes de jugar el pasado sábado, Puerta se había sometido a distintos análisis médicos que no mostraron nada anormal. Los efectos del calor veraniego en Sevilla perfectamente podrían haber sido la causa de estos desmayos. Pero no fue así. Durante el enfrentamiento al Getafe, el futbolista cayó fulminado y poco tiempo después se dirigió por su propio pie al vestuario. Una vez allí sufrió una nueva parada cardiorrespiratoria que logró superar gracias a la ayuda de un desfibrilador. Estas arritmias o fibrilaciones ventriculares se repitieron e incrementaron su duración en todo el trayecto en ambulancia (unos 15 minutos aproximadamente). Por ello, fue necesario aplicarle distintos choques eléctricos. Puerta ingresó en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) en parada cardíaca y, de nuevo, hubo que reanimarlo. Según el último parte médico, "como consecuencia de una parada cardiaca prolongada", el deportista está intubado para recibir ventilación mecánica y sedado. Posibles daños cerebrales "Presenta un coma inducido", afirma a elmundo.es Víctor López, cardiólogo y ex director médico del Real Betis Balompié. Con ello, se intenta minimizar los posibles daños que pudiera haber sufrido su cerebro por la falta de oxígeno. "Las arritmias están controladas y parece que ha comenzado a orinar", añade este especialista sevillano. "Lo siguiente que se tendrá que hacer, una vez esté estable, será quitarle la sedación poco a poco y valorar el daño cerebral". El último parte también menciona estos posibles problemas en el cerebro: "La situación del paciente después de 36 horas de ingreso sigue siendo crítica como consecuencia de los graves trastornos ocasionados por la parada cardiaca incluyendo sufrimiento cerebral". El equipo médico que está tratando al jugador sevillista valora la posibilidad de que Puerta padezca una displasia arritmogénica del ventrículo derecho. Se trata de una enfermedad hereditaria que suele pasar desapercibida en las pruebas rutinarias y que se caracteriza, entre otras, por la presencia de múltiples arritmias que pueden ocasionar una muerte súbita. "Es probable que analicen a la familia para ver si padecen este trastorno que, en algún caso, se puede identificar con una resonancia magnética", explica López. Una vez se estabilice su situación, y se haya valorado el daño cerebral, el tratamiento en este tipo de casos pasa por colocar al paciente un desfibrilador interno. "La labor de los médicos del Sevilla fue muy correcta", declara Víctor López. Y resalta la importancia de que los desfibriladores portátiles estén presentes en todos los estadios de fútbol ya que permiten salvar vidas. Descansa en paz Antonio
serpal deja de llorar,los casos de chava y pantani son distintos,ellos mismos se buscaron su ruina a ver que dice la autopsia (o nos dicen)del futbolista
Pues no te extrañes, Serpal. A la gente le escuece pensar cosas que no les gustan ( y ni siquiera van a plantearse la remota posibilidad de que sus idolos de la pelota se chuten como los nauseabundos ciclistas) . El futbol es intocable, el futbol es asunto de estado. El futbol llena telediarios y que nadie ose insinuar algo que enturbie la imagen del futbol Es la dictadura del balón. Si no molestas, si no te haces preguntas, si no te cuestionas el orden de las cosas, podrás vivir tranquilo. Un saludo.
Está claro, no? Y qué esperabas? Poderoso es don dinero (y el futbol). Una de las últimas frases de KAPO lo expresa muy bien: la dictadura del balón.
A mi tambien me parece UNA PASADA el distinto tratamiento que se da a unos deportes y a otros... y eso repercute principalmente en la opinion publica... quien no oye todo el tiempo que los ciclistas son unos dopaos y que para el futbol no hace falta??? Vaya tela!, si pasa ésto en otro deporte imaginad las noticias relacionadas de qué irian... es impresionante "la tapadera comercial"... A ver ahora si le cortan la gasolina al sevilla a ver qué tal...
machos, el sevilla esta donde esta no pq se dope, sino pq juega al futbol que flipas, y sino mirar al madrid, que segun vosotros tendra mas medios, no ha ganado nada en cuatro años, o al barsa, como jugaba al futbol. Por muchos que te dopes en el futbol, no metes los goles que mete ronaldiño ni en sueños. El esfuerzo fisico en el futbol no es ni la mitad que en el ciclismo.
Comparar este caso con el del Chava o Pantani es caer en lo facil, al igual que el hacer ahora leña con el pobre chaval. Puede ser que la causa sea el dopaje sanguineo, pero también puede ser que no, al igual que el cavernoma de Contador, bueno, ese no, que ese es ciclista y encima gana el Tour en un equipo que deja al Sevilla, físicamente hablando, como un equipo de tercera regional. Por partes, el Chava, como bien se puede leer, era un alcohólico confeso con un historial familiar de depresiones, lo cual lo hacía candidato fijo a pasar por una, que no pudo superar. Yo leyendo los artículos no creo que lo traten con menosprecio, ni que le falten al respeto, todo lo contrario, pero las cosas son como son, y el chava murió en un sanatorio. Pantani, murió de sobredosis, con lo cual decir que era toxicómano no creo que sea decir ninguna barbaridad. No creo que sera Puerta el que tenga que pagar por el dopaje en el fútbol, el chaval ya tiene bastante. Que descanse en Paz. Saludos.
Creo que debemos regirnos por el principio de inocencia mientras no se demuestre lo contrario, y en especial tras el reciente fallecimiento de Puerta. El respeto debe imperar sobre cualquier conjetura. Opino que no debemos llevarnos por la rabia que produce la persecución periodística que se hace al ciclismo, y mucho menos hacer nosotros lo mismo con otros deportes-negocio. Dan como hipótesis una posible enfermedad cardiaca hereditaria y difícil de detectar. Me parece muy creible. Cuando realicen la autopsia, imagino que confirmarán esta hipótesis u ofreceran otra explicación.
Yo también pienso que los casos de Chava y Pantani son diferentes ya que dieron un paso más allá, del supuesto dopaje deportivo (y recalco lo de supuesto porque no hay pruebas) a la drogadicción, las cosas como son. Descansen en Paz.
Yo no digo en ningun momento que lo de puerta haya sido natural y muerte subita y tal, para eso estan los medicos. Simplemente me parece deleznable el distinto rasero que se usa. Nadie ha dudado de nada, punto y final a la historia. Cuantas veces nos hemos encontrado (vale quizas los casos de Chava y Pantani no sean los mejores ejemplos) con muertes de ciclistas, como la del pibe este que murio hace poco despues de una operacion, este que murio hace un par de años de repente en la consulta del dentista o el que se quedo en la disputa de la subida al naranco tambien hace un par de años (ahora mismo no recuerdo los nombre, alzheimer creo que lo llaman). En estos casos los titulares fueron los habituales, que si la sombra del doping, que si extrañas circunstancias. Por medio autopsias, analisis y conjeturas de todo tipo. Creo que en estos casos no hay nada de eso. Los medicos han dicho que muerte subita, punto en boca y a otra cosa, nadie duda, tenemos a un heroe malogrado. Lo dicho, unos heroes y otros villanos.
Ryan Cox. Hace unas semanas. Muere por una hemorragia interna a causa de una operación en unas arterias de las piernas. ¿Primeras reacciones de los medios? Que su muerte estaba relacionada con el dopaje... Ese es el distinto rasero. Increible. Yo hasta que no salgan a la luz los otros al menos 150 nombres de las listas de Eufemiano no creo que esté limpio ningún deporte. Se hablaba de atletas de alto nivel, de equipos de fútbol de 1ª, quién sabe si tenistas o vete a saber quién más. Médicos de equipos ciclistas se van a equipos de fútbol con sueldos astronómicos a qué, ¿a dar aspirinas? A saber. Pero ante todo, que Puerta DEP.