Muy buena crónica Mario, las fotos.... Dan envidia, mucha envidia! Te subo una de tierras alcalaínas para que no olvides lo que hay por aquí....
Ya pocos, solo luces.... por cierto... para Gredos me parece que llevaré el guardabarros.... hoy iré a BiciArte a por una cubierta nueva y no quiero mancharme mucho... Aunque por otra parte, si me lo llevo puede ser que el sábado sueñe con vosotros en una mezcla rara entre telepizza y guardabarros. Ya veré a ver que hago.
Lo de Gredos va a ser bruto, llueva o no el terreno sera pestoso de narices. Apretaremos el hojaldre y chinochanismo v2016
Bueno, ahora que la semana me da un pequeño respiro, os cuento un poco cómo fue la salida del domingo pasado. Tenía ganas de cambiar de aires, puesto que la costa, si bien todavía guarda rutas por descubrir, también me parecía interesante la zona del interior que sitia la olla murciana, el Parque Regional de Carrascoi y la sierra que bordea el Puerto de la cadena por su vertiente este. Busqué en el todo poderoso Wikiloc, y encontré un track llamado “La integral de la Kabra by Nacho”, una ruta con forma de ocho que me permitía incluso eliminar un pequeño bucle en caso de que el tiempo se me echara encima, y lo cierto es que la posibilidad estaba ahí, ya que en total eran 70 km de ruta y 1867 m de desnivel, y mi bonobici era de 4 horas. Tuneé el recorrido en el sentido de que no lo hice desde su punto de partida original. Por cercanía y por logística, empecé justo en el centro del ocho, en una gasolinera, de modo que si tras los primeros 30 km iba escaso de agua, podría rellenar volviendo al coche. Empecé, como siempre, tarde. Entre unas cosas y otras me dieron las 9:30. El tramo inicial era por asfalto, hasta cruzar por debajo de la autovía, y ya después toqué pista, empezando cuesta arriba, hasta casi hacer cima, y bajando, casi todo también por pista, bastante rota y muy ratonera, pasando por una serie de revueltas (creo que a esto lo llaman el matahombres, que cuesta arriba tiene que molar muuucho). Gracias a los baches, el bidón decidió bajarse en marcha como cinco veces. Nunca me había pasado, y la verdad es que me tocó las narices pero bien. Una vez bajado lo más gordo, el track se desviaba justo por donde veo un cartel: “PELIGRO ABEJAS”. Asomo el morro, y precisamente la pista pasa por el medio de un conjunto como de veinte panales con el bonito zumbido como acompañamiento. Decido explorar por uno de los lados, y encuentro una senda que se separa lo suficiente de los panales, y me permite enlazar de nuevo con el recorrido, que ahora se ha transformado en una serie de sendas estrechas y divertidas que ratonean entre pinos y jaras. En parte el recorrido me recuerda al parque, pero con más piedra. La verdad es que tramo me dejó muy buen sabor de boca. Tras el ratoneo, acabé de nuevo en una pista que me llevaría hacia Sangonera la Verde, el punto de inicio original, y de nuevo para arriba. Os puedo asegurar que mirar desde allí pa’rriba hace que las pelotillas se pongan los crampones, parece mucha montaña para jalar. Se sube desde Torre Guil, y se sube mucho, pero por pista. Por eso decido aprovechar para empezar a mover la mandíbula, y j oder, cuando voy mascando, me encuentro con que la pista se pone casi vertical, y pinta que va a ser un rato, así que piñón grande y pecho a pontencia con el bocata en la boca. Consigo pasar el trago, y tengo ahora un pequeño tramo de cresteo, con algo de sendero, donde una vez me toca echar pie a tierra, ya que el terreno está muy suelto. A todo esto, no os he comentado que voy de corto, y que los manguitos no han sido necesarios en ningún momento, además de que por la pinta, incluso voy a acabar pasando calor. Nuevamente acabo en pista, incluso con tramos de asfalto, todavía subiendo, y volviendo a crestear por un sendero divertido que vuelve a desembocar en pista, que por fin se pone puesta abajo, disfrazado de camino muy roto y muy suelto con piedros gordos. Huele a parcela, y sí, allí pongo una pequeñita. Así se acaba el primer bucle de 30 km, costándome cerca de 2h30, por lo que me toca apretar para el segundo bucle. Como voy bien de agua (llevo el bidón de 1l), decido no pasar por el coche, así que después de pasar por debajo de la autovía, bajo un pequeño tramo de pista, que rápidamente se pone cuesta arriba, pero con cariño. Aprovecho todas las sombras que veo, ya que la temperatura sigue subiendo, y la brisa se agradece mucho cuando la hay. Tras un tramo pestoso, me desvío para bordear el Collado del Cerillar, todavía cuesta arriba, y el sendero cambia bastante, está roto, no es demasiado estrecho, pero tampoco permite muchas trazadas. Eso sí, las vistas son buenas, ya que la senda es bastante aérea y está libre de pinos, por lo que puedo disfrutar de las vistas de la cara sur de la sierra. Poco después se esconde entre los pinos y se pone cuesta abajo, donde disfruto lo mío, hasta que vuelvo a tocar la pista, que me lleva un rato, hasta que me doy cuenta de que me he salido del track. Media vuelta y pa’rriba un pequeño tramo, hasta que encuentro un sendero escondido, que es mi objetivo… en la zona de Villora. ¡QUÉ SENDERO MÁS GUAPO! Estrecho, llano, roto, técnico y algo transitado. A lo largo de la ruta siempre me he encontrado con gente a pie y en bici, pero aquí, con lo estrechito que es y los barranquillos que quedan a la izquierda, lo hace un poco más difícil, aunque gracias a la temperatura, es todo un placer cruzarse con las senderistas (qué ricas). En los tramos en los que se ve un poco hacia el horizonte, las vistas hacia el noreste son impactantes. Si no fuese por los pinos, una foto de la zona podría perfectamente pasar por una foto marciana. Paisaje abrupto, roto y seco… cuánto me alegro de que no sea verano. Tristemente la senda se acaba con unas zetas que acaban desembocando en una carretera. El agua, no faltando, empiezo a verla justita, así que, por si acaso, paro en un bar, en el Puerto del Garruchal, donde relleno y continúo. Estoy por fin en el punto de retorno, puesto que el último bucle de 10 km ya no me da tiempo a hacerlo. Me quedan entre 15-20 km de regreso, en teoría bastante llanos. El calor aprieta ya bastante, la sombra escasea, voy por la cara sur de la Sierra de los Villares, y las patas empiezan a flojear un poco. Pongo el modo eco, cruzo el Estrecho, y salvo un par de tramos donde a la pista le ha salido una zanja como de más de un metro de profundidad, además de inclinarse bastante cuesta arriba, lo que me queda es ya coser y cantar. Y así llego por fin a la estación de servicio de nuevo, con casi 58 km y 1740 m de desnivel acumulado en las patas, en un tiempo de 4h, justo lo previsto. Ahora la cuestión es, ¿qué zona será la próxima que cate? Ya os contaré. Y ahora vosotros, espero que estéis cargando los dedos para contar vuestras aventuras por Gredos. Ya hace un año de todo eso, parece mentira. Disfrutadlo perretes.
Y yo lo voy a echar de menos también. Fue un finde grandioso, y si no llega a ser por el diluvio nocturno, a saber...
Venga una crónica o algo no?? O como te hacen entrevistas los medios ya no escribes ?? Muy buen fin de semana chavales, y mucho máquina por aquí. Mario te echamos de menos, pero tu recuerdo y el de tu desayuno estaba con nosotros... jajajajaja
¿No se disfrazó nadie? Corrijo: ¿No disfrazasteis a nadie? Se pierden las buenas costumbres. Y yo que pensaba que el almendro se disfrazaba sólo... Pero claro, tenía una reputación que mantener, ja ja. Yo también me acuerdo de vosotros cuando desayuno.
Bueno dado que nadie se anima con la Cronica del Maraton Bajo Tietar, el despojo-ciclista contará su versión de los hechos. El año comenzó bien, las primeras 5-6 semanas había entrenado más y mejor con el rodillo que el año anterior. Pero a partir de ahí la cosa se torció. Entre los jodios viajes y haber estado enfermo la semana anterior a Gredos, la cosa se ponía cuesta arriba. En el último mes solo había echo 2 o 3 entrenos y el más largo no llego ni a 3 horas. Mi última sesión de rodillo fue el miércoles previo en mi subida favorita a Alpe d’huez. Extrañamente conseguí mi mejor tiempo, cosa que por un lado me dio ánimos, pero acabe más reventado que nunca, lo que me llenaba de dudas sobre el nivel de resistencia que tenía... El día de autos amaneció bien, muy buena pinta el tiempo, estamos preparados para salir de la casa hacia la salida y doy los primeros pedales a la bici tras haberle cambiado la cadena. Inmediatamente noto que algo no va bien. Biciarte, tu mecánico de cabecera, la echa un vistazo a la cadena y aparentemente no se ve nada. Vamos hacia la salida, buscando cada uno su sitio. Yo voy con Andrés, Ignacio, Miguel y Santi, y con Dani al que nos encontramos en los 100 metros que había de la casa a la salida. Se da la salida y vemos que la gente empieza a salir. Tardamos unos minutos en empezar siquiera a movernos y finalmente cruzamos la salida con más de 3 minutos de retraso. Salimos del pueblo hacia abajo como si fuese la M30 en hora punta. Vamos despacito pero lo justo para que vaya notando que definitivamente algo no va bien en la transmisión. Voy con Andrés y se lo comento. Sin pensarlo Andrés me cambia la bici y también nota que algo no va bien pero no conseguimos saber que puede ser. Todo el mundo mira al ciclista orquesta jeje. Finalmente justo antes de las primeras rampas duras decidimos parar y ver que conio puede estar pasando. Después de un rato Biciarte tu mecánico de cabecera consigue identificar cual es el problema. El plato pequeño está muy desgastado y la cadena nueva se engancha en los eslabones chupando la cadena. Conclusión plato pequeño out of service. Buena noticia, al tener doble plato puedo seguir operativo, mala noticia tengo que lidiar la ruta con 40 dientecillos. Nos volvemos a poner en marcha. En este tiempo nos ha pasado mucha gente y el resto de mañaneros andan algún km por delante de nosotros. Pongo un ritmo en el que trato de encontrarme cómodo, y dado el desarrollo que llevo vamos rapidito adelantando gente. Tras un rato cogemos a Miguel, Ignacio y Santi. Vamos un rato juntos pero poco a poco empiezo a escaparme de ellos. Para ir cómodo tengo que subir más rápido que el ritmo que llevan. En estas que Andrés me dice que vayamos a enlazar con los que van delante, Almen, Carlos, Ivan... Le digo que está loco. Entre que hemos salido más tarde y el tiempo perdido con el plato es imposible que les cojamos. Se hace el sueco y acelera, mientras que yo sigo con mi marcheta. Corono y físicamente me encuentro bien. Avituallamiento donde bebo rápido un poco de agua y ahora toca bajar. El año pasado era una bajada aburrida por carretera, ahora es una senda que esta taponada de gente esperando a su turno para meterse. Pinta muy mal y efectivamente es así. La gente baja andando y encima ni hacen intención de apartarse para los que queremos bajar montados podamos hacerlo. En fin que se le va a hacer, paciencia y para abajo. Una vez abajo el tramo hasta el segundo puerto es una secuencia de sendas entre pueblos con subidas cortas pero intensas. Esta parte se me hizo durísima y me castigo a base de bien. Cuando empecé el segundo puerto llegue bastante tocado. Empecé este puerto igual que el anterior intentando llevar un ritmo que pudiese llevar lo más cómodo posible. Más o menos a mitad de subida veo a lo lejos a Andrés que va lento. Llego a su altura y me dice que ha petado, que el 32 que lleva es mucho para él. Le digo que yo creo que es más la locura de haber intentado enlazar con los galgos. No puedo ir a su ritmo ni el al mío y poco a poco me escapo de Andrés. Los últimos km de la subida voy pensando si la larga será un bocado demasiado grande hoy, y en si debo hacer solo la corta. Llego arriba muy cansado pero contento de haber sido capaz solo de llegar hasta allí. La bajada me viene bien y consigo recuperar un poco las fuerzas y finalmente al llegar al desvió ni me lo pienso y tiro para la larga. Lo que si voy pensando es como ******* voy a subir la última subida antes de Candeleda, esa de unos 2km por encima del 10%. A partir de ese momento cambie de estrategia, trataría de aguantar el plato grande pero si la cosa se ponía dura, entraría la orquesta, y si parte que parta. En la siguiente subida justo después de él desvió de la larga, de vez en cuando cambiaba de plato y suavizaba el ritmo todo lo posible para minimizar el riesgo de cargarme algo y además poder recuperar un poco. Y por fin llegó la subida dura... y justo en la entrada al dar la primera pedalada, tirón al canto. Me paro y subo empujando la bici para que la pierna se recupere un poco. A partir de ese momento y hasta el final los tirones fueron una constante, o bien a la entrada de las cuestas o nada más salir de ellas me arreaba alguno. Misma estrategia en todos, andar un rato para recuperar y a dar pedales de nuevo. Poco antes de terminar la subida antes de la bajada a Candeleda aparece Miguel, charlamos un poco pero no soy capaz de seguir su ritmo y se va. No sé si le recupere tiempo en la bajada o me espero en el avituallamiento de Candeleda pero allí estaba cuando llegué. Comimos, charlamos un rato y de nuevo en marcha. Vamos juntos hasta el comienzo del puerto, donde vuelvo a no ser capaz de seguirle y me quedo solo de nuevo. A partir de ahí fue una lucha entre las ganas de terminar y las de quedarme en Arenas. Iba muerto casi convencido de quedarme en Arenas, pero conseguí tener un pensamiento alegre y claro... había que terminar. Tras 9 horas y media cruce la meta. Ya sabía que era imposible mejorar el tiempo del año anterior pero en esta ocasión la lucha no era contra el crono si no contra todo lo demás, y gané. La última foto que me hicieron unos km antes de la meta refleja perfectamente lo que fue la ruta para mí. Pero parece que esto también vale para los demás . Por lo demás, fue un fin de semana de 10. Me encanto el pueblo, la comida, y como no el grupazo de gente que nos juntamos. No se puede pedir más... Bueno si... hacerlo más veces Lo que no te mata te hace más fuerte... A por la próxima
Pedazo de cronico y llena de fotos. Si puedo intentaré dar mi punto de la.marcha Enviado desde mi G630-U20 mediante Tapatalk