Mi nueva Angel Cycle Works, 29+ rígida endurera de titanio

Si, yo creo que la pintada llegará, porque desde luego el rojo ese es horroroso.

 

En enero lo hice, pero no le he hecho fotos, al menos bien hechas. Pero hecho está.

 

Hace mucho que no escribía en este hilo, pero a raíz de otra historia me he acordado de él. La bici no tiene muchos cambios, por eso no ha seguido evolucionando el hilo, pero últimamente le he hecho un cambio significativo.

La cuestión es que cada vez salgo más a hacer rutas entrenando. A ver, no es que salga a entrenar en plan burro con orejeras y ya está, porque entonces me iría a un polígono con bici de carretera, salgo a divertirme en bici, y esta bici de divertida tiene un rato, pero mientras me divierto, hago lo que tengo que hacer en mi plan de entrenamiento, que normalmente trata de mantener una potencia durante un cierto tiempo, sea 2h en z2 o intervalos del tipo que sea. La cosa es que hacer eso en single speed y en la montaña se complica bastante, de modo que estaba utilizando esta bici relativamente poco, lo que es una pena.

Así que me decidí a ponerle marchas. Y como tampoco es cuestión de afearla con más cables cruzando la bici, cada vez es más fácil encontrar una oferta y ya tengo dos bicis con cambio electrónico y me parece una gozada, pues le compré un SRAM GX AXS y le monté marchas.

No es lo mismo, cierto. Me gusta mucho ir en single speed, la verdad, pero también es cierto que ahora la cojo mucho más porque puedo hacer con ella mis planes mientras recorro Collserola arriba y abajo (literalmente). Estéticamente la bici está más o menos igual, pero aprovecho y cuelgo unas fotos actuales.







¡Sigue siendo una gozada de bici!

 

Finalmente, esta conversión progresiva para convertirse en bici de XC ha tenido un desenlace que poco a poco iba viendo como plausible...



A ver si junto un poquito de tiempo y explico la experiencia, ¡que este año ha sido realmente emocionante para mi!

 

Pues si. En cuanto le puse marchas a la bici empecé a pensar que porqué no volver a hacer una Transpyr con rígida, como hice las 4 primeras. Si, es cierto que uno se acostumbra a lo bueno y después de hacer otras cuatro en una bici de doble suspensión podía parecer un poco duro volver a una rígida para lo dura que es la Transpyr, pero la Ángel me estaba sorprendiendo, y más lo hizo en cuanto le monté unas ruedas ligeras de XC. Se sentía una bici muy suave y de un rodar buenísimo incluso en terrenos bastante rotos y en trialeras, quizás también por los radios de titanio, a pesar de usar neumáticos relativamente finos y a una presión más alta de la que uso con los 2,60 que lleva habitualmente.

De modo que finalmente tomé la decisión. En 2024 iba a volver a hacer la Transpyr con bici rígida de titanio, pero bueno, esta vez no sería con horquilla rígida, sino con la Lauf. Algo es algo.

Desde luego, la experiencia es un grado. Esta vez no tuve ninguna duda a la hora de equipar la bici para la Transpyr. Guardabarros, imprescindibles. La Transpyr siempre tiene barro, quizás mucho, quizás muchísimo, pero seguro que hay. Si, ya sé que los guardabarros no quedan muy pro, pero bueno, yo nunca he tenido una pinta muy pro, de modo que eso no sería un problema. El puesto de control también necesitaba cambios. Una bici pensada para ir en Single Speed a hacer senderos por Collserola tiene una posición de conducción bastante diferente a una bici para la Transpyr, de modo que cambié la potencia de 50mm/0º y el manillar de 785mm/6º por una potencia de 80mm/-10º y un manillar de 760mm/12º. Una posición más eficaz y a la vez más cómoda por la forma del manillar. No necesitaba muchos más cambios.

Y con eso me fui ya para Roses. La Transpyr de este año ha vuelto a ser de este a oeste, como era originalmente, pero en este caso pasando de nuevo a Francia desde la Vall d'Aran, para llegar hasta San Juan de Luz en la costa Atlántica francesa. Es decir, un nuevo recorrido. Después de 8 Transpyr, todavía hay espacio para las novedades.

Y es que en una novena Transpyr ya no puede haber excusas. Uno ya sabe a lo que se va a enfrentar. Ya sabe lo que tiene que entrenar, tanto del cuerpo como de la mente y el estómago, lo que tiene que llevar para comer, para el frío, para la lluvia y lo que hay que hacer para intentar recuperar entre etapa y etapa. Y a pesar de ello, uno nunca sabe si va a acabar, eso es lo grande de la Transpyr.

Y allí estaba el día 9, listo para empezar a las 9:00 de la mañana en Roses.



El inicio de la primera etapa fue brutal. Salí pronto porque la salida de la Transpyr el primer día es uno a uno separados unos segundos para evitar tapones, y el orden es por antigüedad, de modo que salí el segundo. Enseguida se fue formando un grupo de gente que iba rápido y dado que los primeros 50km de la Transpyr son llanos atravesando el Empordà hacia la Garrotxa pensé que si podía mantenerme en ese grupo, podría ganarme un viaje gratis... ¡de gratis nada! Hicimos la primera hora a unos 30kmh de media, y completamos media etapa, 52km, en menos de 2h. Solo jamás hubiese ido tan rápido, pero no me pareció que ese debiese de ser mi ritmo para toda la etapa, de modo que una vez acabó el llano puro, me descolgué para poder ir a mi ritmo. ¡Menudo inicio! Pero la sorpresa fue aún mayor al llegar por fin a Camprodón en treceava posición, ¡nada mal para un chaval del 55 tacos!



La ventaja de llegar pronto siempre es la misma, tener tiempo de descansar, de preparar las cosas con calma para el siguiente día y de comer bien para garantizar la mejor recuperación posible. De modo que me dediqué a prepararme de la mejor manera posible para la segunda etapa, saliendo de Camprodón a las 8 del siguiente día. Esta segunda etapa la conozco bien. En mis primeras Transpyr era una etapa que se me atravesaba bastante, de manera que decidí venir a hacerla cada año como entrenamiento para que después en la carrera no me costase tanto. Además, una vez pasada la parte más dura de acceso hasta La Molina, la etapa ya transcurre por la Cerdanya, que es como mi patio de juegos, y conozco bien todo el recorrido. Esta familiaridad no te da más fuerzas, pero de alguna manera hace el camino más llevadero.



Este día, a 4km de la llegada, me alcanzó una pareja de corredores que llevaban todo el día acercándose por detrás y desapareciendo a ratos. Cuando les ví llegar les dejé pasar porque esos 4km finales son llanos, de manera que me puse a su rueda para descansar un poco. Al acercarnos a la meta decidí jugar con ellos y lanzar un esprint, medio en coña, que resultó ser un éxito y pasé la meta antes que ellos. Nada más pasar, se me acercó Jordi de Masquebici para felicitarme por llegar tan pronto y decirme que él no había visto a nadie llegar antes que yo, que pensaba que era el primero. ¿El primero de una etapa de Transpyr? ¡No creo! ¡Pues si, resulta que el sprint me había dado la primera etapa de Transpyr de mi vida! ¡No me lo podía creer!

Pensándolo, seguramente una parte importante había sido no parar durante la etapa. El hecho de que estos primeros días no hacía calor y de que además yo llevo la comida que necesito para completar la etapa reduce muchísimo mi necesidad de parar, de manera que había parado menos de 15 minutos en etapas de 5h y 7h respectivamente.

¡Bueno, un inicio emocionante! La verdad es que me supo como un regalo después de tantas Transpyr, y ya me enfrenté a la tercera etapa como lo que era, la dura etapa reina que había que superar sin hundir el barco, con 130km y 3.400m de desnivel, con tres puertos importantes que superar. Yo la verdad es que me sentía bien y la bici estaba funcionando perfectamente, pero no era plan de echar las campanas al vuelo y quemar todos los cartuchos en la primera subida importante del día, nada más salir de La Seu hacia Vielha. De manera que me tomé el primer puerto, doble, con calma, sin prisas pero sin pausa. Cuando llegué al primer avituallamiento, pasado el km 57 de etapa. Allí paré, ya eran muchos kms, pero seguí mi etapa rápidamente sin perder tiempo. Tenía por delante una rodada llana de 20km al segundo avituallamiento para empezar desde allí un ascenso progresivo de 30km a traves de la Vall d'Aneu y hasta el Pla de Beret, para después bajar ya a Vielha. En el segundo avituallamiento pensaba ya que debía ir de los primeros. Paré un segundo y continué con dos compañeros hacia el ascenso. ¡Ellos me dijeron que íbamos los tres en cabeza de la etapa! Camino del ascenso les dejé un momento en una fuente y yo seguí porque no necesitaba agua, a unos 40km de meta. Yo fui tirando a mi ritmo, pensando que me cogerían, pero iban pasando los kms y no llegaban, de modo que finalmente decidí seguir tirando. Poco a poco me iba haciendo a la idea de que estaba primero en solitario en la etapa... ¿de nuevo una etapa de Transpyr? ¿Escapado a 40km de meta? ¡No j0das! ¡Al más puro estilo Pogaçaaaaaar!



La verdad es que fue emocionante. En mi vida había sentido esa sensación en una carrera de ser consciente de ir primero, ¡incluso mirando hacia atrás a ver si mis seguidores me iban a coger! Y una vez superado el Pla de Beret y en la bajada a Vielha, todo concentración para no caerme, para no pegar un llantazo en los senderos, ¡y nervios! ¿Otra vez primero? ¡Pues si, otra vez primero en Vielha! ¡Flipante! Y... ¿cómo debía ir en la clasificación de tiempo total? La verdad es que no se me había ocurrido mirarlo, y tampoco sabía muy bien cómo y dónde podía hacerlo, pero tampoco debía ir muy mal...

Cuando arrancó la cuarta etapa, ya eran muchas las emociones y los kilómetros recorridos. Además, el clima que estaba siendo incierto en este inicio de Transpyr, siempre al límite del frío y de la lluvia, parecía que en el recorrido hacia Bagnères de Bigorre no iba a acompañar. No se supone que sea la etapa reina con 120km y 3.200m, pero a medida que se avanza hacia el oeste en los Pirineos cada vez las pendientes son más pronunciadas, por lo que ya se veía que el día no iba a ser fácil. La etapa arrancaba subiendo el Portilhon por carretera para ir después hacia el Peyresourde ni más ni menos y acabar bajando por bike park hasta el avituallamiento de la comida. La imagen allí era dantesca. Todo el mundo cubierto de barro debido a la lluvia... botas, manos, gafas, los GPS... menos mal que la organización había preparado bolsas de plástico para los pies, guantes para las manos y bolsas de basura para el pecho, porque si no los abandonos hubiesen sido masivos. Aun así abandonó cerca del 15% de los participantes durante esta etapa.



Al final ese día fui capaz de salvar los muebles. A pesar de estar bastante rato parado recuperando un poco de temperatura en el avituallamiento, pude ir rehaciéndome el resto de la etapa y conseguí acabar solo a 25 minutos del primero que llegó en una etapa de 8h. La etapa había sido dura, pero más mentalmente que físicamente. Nada que una buena cena no pudiese solucionar y al fin y al cabo una especie de descanso comparado con el ritmo de las etapas anteriores.

El quinto día la etapa era una especie de intermedio entre el pirineo central de grandes puertos y el pirineo atlántico de fuertes pendientes. El perfil de la etapa se asemejaba más a una típica clásica que a una etapa de montaña. Estaba plagado de ascensiones fuertes pero cortas, en las que uno puede aplicarse porque enseguida tiene la oportunidad de recuperar. De modo que así me lo iba a tomar. El día empezaba con alguna de esas ascensiones y el grupo de los que salimos primero empezamos con bastante intensidad. Enseguida empecé a encontrarme bien, tanto subiendo como bajando, y en la primera ascensión un poco larga empecé a separarme del grupo. Yo me iba encontrando bien, de modo que decidí seguir empujando fuerte en las subidas, bajando rápido y rodando con intensidad en los tramos llanos. A medida que iban pasando los kilómetros me iba animando con la idea de ir de nuevo solo el primero... ¿por qué no? De modo que eso me fue dando ánimos para seguir manteniendo el ritmo y llegar primero de nuevo a Oloron Sainte Marie con bastante tiempo sobre el segundo corredor.



¡Desde luego estaba siendo una Transpyr muy sorprendente! Y de hecho, esa ventaja me hizo averiguar cuál era mi posición en tiempo total de carrera... ¡iba primero también! ¡Primero de la Transpyr! ¡Con una ventaja de 1h sobre el segundo a dos etapas del final!

Sexta etapa. Las fuerzas ya un poco justas, y una ascensión principal de unos 20km y 1.500m. Llegados a este punto, no veía ya las cosas con tanto optimismo como el primer día. Los kilómetros y los metros se van acumulando en las piernas y tampoco la confianza es la misma, de modo que decidí tomarme la etapa con tranquilidad. Ya conocía la zona de Irati de otras ocasiones y sabía que los 95km con 2.800m iban a ser a base de rampas exigentes, aunque no suponía que lo iban a ser tanto en algunos de los tramos. Estaba claro que para mi iba a ser una etapa de perder tiempo, y la cuestión era perder el menos posible. A punto estuve de tener un percance, porque un despiste en una rodera de barro me llevó al suelo a bastante velocidad, dándome un fuerte golpe en la cadera y en un dedo. La verdad es que el dolor de cadera me dio la lata durante toda la etapa pero el dedo, a pesar de acabar amarillo y morado al completo, no me molestaba lo más mínimo al agarrar el manillar aunque veía las estrellas para coger la comida de mi espalda.



Como en toda la Transpyr, los paisajes de esta etapa fueron brutales. Colinas verdes por todas partes y vistas fantásticas desde los altos con bajadas muy rápidas, delicadas diría. Afortunadamente para mi, seguía sin tener el más mínimo problema con la bici, ni un pinchazo, ni un problema con la cadena a pesar del barro, ni un mal cambio... y gracias a ello, y a pesar de tomarme la etapa con calma, pude administrar mi ventaja y perder solo una media hora con mis perseguidores. Administrar la ventaja lo llaman a eso, ¿no?

Y ya por fin la última etapa. ¡Ya lo tienes! me decían muchos... pero no parecían conscientes de que hasta el rabo, todo es Transpyr. Hay que llegar al final, y apenas me quedaba media hora de ventaja, que no es nada en una Transpyr. Media hora es un pinchazo, es una caída como la del día anterior o una avería mecánica. ¡De modo que debía seguir atento y mantener un ritmo decente para no perder esa medía hora!



Si, mi indumentaria ya sabéis que suele ser poco habitual, pero en esta última etapa ya lo fue especialmente. Unos viejos amigos de la Transpyr decidieron hacer un homenaje a mis camisas saliendo todos encamisados, pero con una camisa que se viese bien, digamos... desde luego, ¡no pasamos desapercibidos! La verdad es que en la Transpyr se hacen buenos amigos, de esos con los que pasar un buen rato pero sobre todo, de esos que también te pueden ayudar a pasar uno malo, ¡qué grandes!



Y así, de esa guisa, acabó la etapa. Sinceramente no sabía el tiempo que había perdido. Tampoco es que fuese algo que me obsesionaba. A mi lo que me ha importado de la Transpyr siempre ha sido la idea de superarme. De ser capaz de aprender para disfrutar más en una prueba tan exigente. Aprender a entrenar. A entrenar mi cuerpo, pero también y sobre todo mi mente. Porque el cerebro es la llave para poder aprovechar todo el potencial del entrenamiento físico. Estoy especialmente orgulloso del resultado teniendo en cuenta mi edad, 55 años, ahí es nada, y que todo mi entrenamiento está planificado por mi mismo aprendiendo de diversas fuentes, pero sin adoptar ningún plan ya cocinado. Es un entrenamiento pensando en mi edad, pensando sobre todo en mi salud, y con lo necesario para obtener un buen rendimiento físico sin que ese sea su primer objetivo. Y parece que no ha dado mal resultado.



Bueno, y si, aunque no fuese mi objetivo, aunque haya sido un objetivo encontrado, me ha proporcionado una Transpyr muy emocionante, y de la que lógicamente me acordaré siempre, porque en esta Transpyr he sido el ciclista más rápido en cruzar los Pirineos de costa a costa. ¡Ah! Y por aclararlo, porque me lo pregunta todo el mundo: si, el más rápido sin consideraciones de edad, he sido más rápido que los chavales

 

Enhorabuena por esa primera posición, muy buen relato de la carrera

 

Brutal Luis! Ya no solo por llegar el primero en la Transpyr, que también, por las experiencias de vida, por la filosofía , por contarnos estas pequeñas historias ( a lo Xavi Fané), por tu manera de hacer en general...

Enhorabuena! ( en general)

Un saludo!

 

Muchas felicidades por la 1ª posición y por esta fantástica Transpyr y por ese gran relato de etapa a etapa. Salud y pedales.

 

***** que **** amo eres.

Inspiración para los que tenemos una edad similar a la tuya.

Mejorar cada dia disfrutando del Deporte que nos gusta.

Enhorabuena por el resultado, sobre todo por no ser buscado

 

Buenas Luis, qué grande eres!

Desde que te conozco por el hilo de gravel te profeso una gran admiración y ahora, que sé que tienes 55 palazos, más viendo todo lo que haces, mi admiración es aún mayor.

Que eres un auténtico crack creo que lo sabemos todos, pero haber conseguido terminar 9 Transpir y siendo el más rápido en esta última... te pone en nivel muy muy alto. Como el resto de compañeros te doy la enhorabuena y espero que sigas así e incluso mejor, que sigas cumpliendo tus objetivos, incluso superándolos y por supuesto que nos lo cuentes

 

Enhorabona, crack!

La semana que viene me voy a la PDF SILVER y tengo dudas de si hacerla con la Nordest rígida de titanio o con la Epic Brain...

 

Yo creo que para una cosa de estas un poco extremas no hay que pensar en el rendimiento absoluto, sino en qué bici te hace sentir más cómodo, porque al final, esa va a ser la más rápida al final. Nuestra capacidad de concentración se ve muy mermada a medida que avanzan las horas, de modo que una bici rápida, pero que exige atención para no cometer errores, acaba cansando mentalmente más y, sin necesidad de tener un problema, que también es más probable, hace que cada vez te falte más capacidad para hacerla ir rápido.

Por eso mis bicis para estas cosas cada vez son sobre todo más estables y más suaves frente a la típica bici más ágil y más reactiva que se suele usar en competición. Esta, por ejemplo, tiene vainas largas de 445, ángulo de dirección de 66,5º con la Lauf, un pedalier ultrabajo de -75mm y una potencia de 80mm. Todo ello pensado para poder seguir yendo rápido y que la bici no dé sorpresas. A mi me va muy bien así.

Al final lo que nos cuentan cada día no es verdad. Las bicis de carbono no son más rápidas, las dobles suspensiones no son imprescindibles, las suspensiones a veces no son lo mejor, el peso es de una importancia muy relativa, la reactividad en muchos casos es sinónimo de incomodidad, la agilidad de nerviosismo... todo ello son argumentos que nos han contado y nos han repetido de manera muy simplificada hasta la saciedad, y con tanta insistencia lo hemos acabado dando por verdad, pero no lo es. Las cosas no son tan sencillas y lo que de verdad vale la pena es analizar los detalles en cada uno de estos aspectos para tomar una decisión sobre qué es lo que preferimos nosotros.

 

Gran cronica maestro, tienen que ser una aventura/experiencia brutal, pena que me quede tan a desamano, pero me lo planteo en un futuro.
Por cierto buena camisa la del último dia, algun animal silvestre tiene desprendimiento de retina .
Enhorabuena por esa victoria!

 

Sin palabras, enhorabuena...

 

Flipante el relato luis!! Enhorabuena y mi máxima admiración!!!

Enviado desde mi M2101K6G mediante Tapatalk

 

Como decimos por aqui, Zorionak!!!!
Me quito el sombrero.

 

Fantàstic! Moltes felicitats!!

 

Me quito el sombrero !!

 

¡Chapeau!

Enviado desde mi SM-A145P mediante Tapatalk

 

Como un fiel y apasionado de las #rixidas mi sincera enhorabuena, tanto por el resultado como bien dicen por tu filosofía.
BRUTAL !!!